Por: Juan Camilo Buitrago
Investigador – Observatorio Astronómico
Universidad de los Andes
El pasado Domingo 3 de Noviembre tuvo lugar uno de los fenómenos astronómicos más fascinantes para cualquier persona del común, un eclipse de Sol. Este es un evento astronómico en el que la Luna se ubica entre el Sol y nuestro planeta generando una sombra que se proyecta sobre una región limitada de la Tierra.
Algunas personas llaman “eclipsomanía” al conjunto de todos los eventos curiosos que ocurren durante un eclipse de Sol tales como que los pájaros vuelen desconcertados a dormir a sus nidos y los gallos canten sin parar. Muchos colombianos podrán recordar el último eclípse total de Sol visible desde nuestro país que tuvo lugar el 26 de Febrero de 1998 cerca del medio día. En aquel entonces la Luna cubrió a nuestra estrella por cerca de tres horas y media y la tarde se tornó oscura durante ese lapso de tiempo.[1]
Ya que la órbita lunar no describe un círculo perfecto, en general, dependiendo de la distancia entre la Luna y la Tierra durante un eclipse de Sol, este podrá ser total o anular. Durante un eclipse total la Luna se encuentra cerca de su perigee, (distancia más corta a la Tierra) y por lo tanto, proyecta sobre la Tierra una sombra conocida como “umbra”. Por otro lado, cuando la Luna se aleja de la Tierra por efecto se su órbita elíptica, es una “anti-umbra” la que se proyecta sobre nosotros. En ambos casos la sombra no cubre la totalidad de la Tierra y solo los habitantes que se encuentren bajo la dicha sombra serán quienes podrán disfrutar del eclipse. Esta es la razón por la que a pesar de que los eclipses de Sol son eventos astronómicos que ocurren con cierta regularidad (al menos dos por año) no siempre los vemos desde Colombia.